jueves, 31 de mayo de 2012

Experiencias, por las que vale la pena vivir.


Hace poco -realmente menos de 10 mins de escribir esto..- vi a alguien que preguntó:


         "¿a dónde se fue la gente linda, y por qué no vienen a demostrarme que la humanidad aún vale la pena?"


         Yo, hace poco tiempo, me hice una pregunta bastante similar. Luego de que empecé a variar los sitios que frecuentaba, que podía decidir qué tipo de personas buscar porque no definía mi vida por la "gente del colegio" o los "amigos de mi urbanización" o similares, Si no que empecé la universidad y logré conocer personas que vale la pena. Podía decidir no estar con alguien si no me gustaba o por el contrario, pasar más tiempo con otras personas, porque me parecía que sí valían la pena. Porque una universidad, se trata, en parte de eso. La diversidad de personas, que puedes llegar a conocer, con las que puedes tratar. Tanto así que nunca terminarás de conocerlos a todos, personas de diferentes edades, religiones, gustos, orientaciones sexuales, y origen étnico. 

Para esto me remonto a una cita de Sebastían de Covarrubias Orozco:

         "UNIVERSIDAD: "Vale comunidad y ayuntamiento de gentes y cosas, y porque en las escuelas generales concurren estudiantes de todas partes, se llamaron universidades.""

y al significado en latín de la palabra:

         "La palabra "Universidad" procede del latín UNIVERSITAS, nombre abstracto formado sobre el adjetivo UNIVERSUS-A-UM ("todo","entero", "universal"), derivado a la vez de UNUS-A-UM ("uno")."

         Esto, para mi entender explica, que la universidad, no sólo denota el "conjunto de estudiantes" en un sólo sitio, además de ello incluye la diversidad de personas de todos lugares y con mentalidades totalmente diferentes, todas asistiendo a un mismo lugar.

         A esto me refiero, que no desesperes por no ver una cantidad notable de personas que valgan la pena, por el contrario, que te des cuenta de que tienes que salir, y encontrar esas personas, para que te puedan demostrar lo que vale la humanidad.

         En mi tiempo en la universidad, que no es mucho tampoco -dos años nada más- al menos yo no lo considero mucho. He conocido desde algunas personas superficiales, pero que aún así tienen una gran calidad humana, hasta personas que te hacen saber que el mundo vale la pena, que se preocupan por hacer algo mejor, por la calidad de las cosas, por encontrar soluciones en conjunto a problemas que afectan a todos, otros que se preocupan -sin mucho beneficio propio- por ayudar a las personas, y hacer pequeñas obras que hacen grandes cambios a la larga, y que te hacen ver cuánto valen algunas personas. (He conocido más vegetarianos de los que hubiera imaginado conocer en toda mi vida, la mayoría de ellos, por el amor que le tienen a los animales, al punto de no soportar comer su carne, personas de todas clases sociales, pero que comparten como si fueran de una misma, sin divisiones como las que se pueden ver claramente en la situación de Venezuela.)

         En las pocas historias que he compartido en la universidad, he tenido algunas como: estar en protestas por exigir nuestros derechos(no es realmente una de las que más podrías tomar ejemplo, pero de haber estado ahí y ver la unión de todos por ese fin común, entenderías lo que digo), luchar argumentando el por qué una perra -considerada, básicamente la mascota de la universidad- que es más parte de la universidad que nosotros mismos tenía que quedarse y ver, cómo algunos de los que estaban conmigo firmaron junto a una profesora contratos legales para mantenerla en la universidad y hacerla legalmente parte de ella, así mismo una cantidad de obras éticas y morales, como buscar a una persona en todos los salones de un edificio, porque se le quedaron las llaves de su carro en un murito afuera del mismo, o dejar despreocupadamente un bolso en un sitio y volver unas horas después sabiendo que nadie te ha tocado nada, encontrar un sitio donde puedes perder algo e inmediatamente por vías públicas en twitter o en "objetos perdidos" puedas recuperar lo que se te perdió. Esto y un conjunto más de experiencias que a tu pregunta me hacen responder:

         Espera, si todavía no has podido conocer toda esa gente, si todavía no has podido unirte al grupo de personas que deseas pertenecer, que te demuestre todo eso, porque sí buscas en los sitios correctos, donde todas esas personas se reúnen para formar una pequeña, pero mejor comunidad se encuentra, y ellos con mucho gusto te demostrarán por qué la humanidad aún vale la pena, pero aunque no irán a demostrártelo, estarán más que dispuestos con los brazos abiertos a recibirte entre ellos.

                                                               Saludos, y suerte. Elvis O.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Después de la pena..


El momento luego de que algo muere, en el que entramos al estado de luto, hasta el que algo nuevo nace, es un momento hermoso, maravilloso, que la gente no sabe apreciar. No me quiero dar a malinterpretaciones, no me refiero a estar de luto por una persona, cuando digo algo, me refiero a un sentimiento; un objeto tal vez; un trabajo; un pensamiento. Nadie quiere que algo se muera, pero al final, todas las cosas lo hacen. Porque nada es para siempre, todo en el mundo está un constante cambio.

                Ese momento de luto, tiene una hermosura particular, y no es el momento como tal el que lo hace especial, Es el éxtasis antes de que se acabe. Así como el segundo antes de un orgasmo, después de haber estado diez, quince o veinte minutos buscando ese placer en particular; ese momento en el que colocas la rodilla en la tierra, para impulsarte del piso porque ya estás listo para levantarte por completo; ese último bocado de comida, que has guardado con tanto aprecio durante todo almuerzo o la cena, para así mantener su sabor durante segundos, minutos, horas y días en tu boca, en tu recuerdo y tu imaginación; aquel  último paso al final de una carrera; aquella bocanada de aire que tomas al nadar antes de llegar a la meta. Todos estos momentos tienen algo en particular, es ese segundo en que nos damos cuenta de que todo está por cambiar, hemos luchado tanto por llegar al final, y no falta más que un par de segundos o milisegundos tal vez.

                Al final de las relaciones, sucede lo mismo. Así como un embarazo es un proceso a veces un poco engorroso, pero las mujeres lo soportan,  junto a ella, una manada de gente, a veces compuesta por uno solo, o por toda una familia; porque todos saben que al pasar los nueve meses, algo hermoso se aproxima. Al final de cada período de tristeza, y pérdida por haber acabado una relación, llega el momento en el que renacemos; es cuando terminamos de llorar, extrañar, y añorar aquella relación que se ha terminado, después de tantos días, meses, semanas o hasta años que tuvimos para poder superar eso; para poder terminar de impulsarnos con la pierna, dar ese paso final en la meta, comernos aquel bocado de comida, tomar esa bocanada de aire para nadar a la meta. Hemos perdimos algo, pero es en ese momento específicamente que nos damos cuenta, de que nada se puede hacer al respecto y es cuando aceptamos del todo ese hecho y nos sentimos felices al respecto, pues si  ya hay algo perdido que no puede ser encontrado, para que seguir perdiendo el tiempo en buscarlo? ¡Se ha acabado!,  ¡Es hora de renacer, y buscar una nueva aventura! Es el momento de saltar, gritar, correr, brincar y darnos cuenta de que estamos vivos, escuchar en silencio hasta poder oír nuestro corazón latir para darnos cuenta de que sigue ahí; vernos en un espejo y saber que somos una persona diferente, porque cada experiencia nos convierte en alguien mejor; detenerse en medio del camino al trabajo, a la universidad, sólo para escuchar el cantar de los pajaritos, diciéndonos que este nuevo día, ellos también se dieron cuenta que están vivos.

                Hemos pasado tantos momentos, esperando ese segundo, que finalmente ha llegado y no es hasta que llega que podemos apreciar el esfuerzo invertido en todo ese tiempo;  toda esa energía gastada, en cargar un bebé dentro de un vientre;  todas esas brazadas y bocanadas para llegar a la meta; todos esos bocados de comida, para finalmente saborear aquél último como si fuera la mejor comida que llegaremos a probar; toda esa energía, para terminar en aquél orgasmo fatal, que nos hace sentirnos dioses del mundo, hijos de Zeus y alguna diosa pagana cualquier, hijos de la vida, toda esa energía para saber de nuevo, que estamos vivos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Pasión, Sensualidad, Perfección.

Dame una mujer en un vestido rojo, te diré qué es pasión.
Dame una mujer en un vestido rojo, un cuerpo esbelto y te diré qué es sensualidad.
Dame una mujer inteligente, en un vestido rojo, con un cuerpo esbelto y diré nada, estaré muy ocupado adorandola.